Los/as trabajadores/as organizados/as en la UTEC viven estos días una situación repudiable: El CDCp acepta desvincular a un trabajador sin mediar proceso alguno de evaluación de su desempeño; la desvinculación se fundamenta exclusivamente en el pedido del supervisor, y se efectiviza sin más.
El 9 de diciembre de 2019 un compañero de la Dirección de Servicios Corporativos (Montevideo) recibió de su supervisor el anuncio de que pediría al CDCp la no renovación de su contrato al final de ese mismo mes. Este compañero, que trabaja en UTEC desde fines de 2017, no recibió evaluación negativa o apercibimiento previo alguno desde entonces, hasta que se le presentó esta situación a fines del año pasado.
Los fundamentos esgrimidos por su supervisor para pedir la no renovación (forma de despido de los contratados en UTEC) son claramente malintencionados, se concentran en menoscabar la actuación profesional del compañero, más que en el trabajo en sí.
A pesar del esfuerzo del compañero por entender la situación, el descargo formal de algunas acusaciones y el reconocimiento de posibilidades de mejora en otros aspectos, el CDCp reitera su atención al pedido de desvincularlo.
La situación es lamentable desde todo punto de vista. Carece de sustento técnico y ético, se plantea despedir a un trabajador que no contaba con cuestionamientos simplemente porque su supervisor así lo prefiere, sin evaluación y sin más demora. Los principios de participación y transparencia citados en nuestra ley de creación parecen estar cada vez más lejos, cuando deberíamos habernos acercado a ellos en este tiempo. Si esto es un guiño de rigor para la nueva administración, para el tiempo que se viene, ciertamente, es oscuro e incierto.